Es lo mismo que la osteopatía para adultos. Con la diferencia de que muchas de las maniobras utilizadas están adaptadas a la estructura del bebé o del niño. Para ello, es necesario que lo haga un osteópata cualificado.
La anatomía del bebé es la misma que la de un adulto, con la salvedad de que aún está por desarrollarse. Adaptándose a estas diferencias, podemos trabajar los mismos trastornos en un bebé que en un adulto. Éstos son los casos más típicos por los que los padres traen a consulta a sus hijos:
En otros países, como Francia, Inglaterra o EEUU, la visita al osteópata cualificado durante las primeras semanas de vida es algo normal. Al igual que la prueba del talón, que es una prueba clínica para la detección precoz de las enfermedades metabólicas congénitas, la visita al osteópata también es de obligado cumplimiento.
Lo que buscamos es poder detectar trastornos mecánicos de forma prematura, ya que de esa manera su solución será mucho más rápida y sencilla.
Siempre que notemos que nuestro hijo, tenga semanas, meses o años, tenga cualquier disfunción mecánica, deberemos llevarle a un osteópata infantil.